De arquitecto a pintor

“¿Qué vas a aprender de un profesor de pintura? Si ninguno sabe pintar mejor que tú.

La semana de la arquitectura, que suele dar comienzo todos los años a partir del primer lunes de octubre, es una oportunidad perfecta para difundir, en la medida de lo posible, esta bella disciplina, arte o profesión. Para algunos, se trata de la forma de expresión artística más elevada posible, para otros, una simple forma de ganarse la vida, pero para el gran público, solo es ese personaje silencioso que le acompaña durante toda su existencia, materializado en suelos, techos y paredes. 

Este año, aprovechando este día tan singular, el arquitecto y pintor Andrés García Ibañez, ha sido nombrado colegiado de honor en el Colegio Oficial de Arquitectos de Almería y su discurso ha sido emotivo a la par que inspirador. A pesar de no haber estado colegiado ni haber ejercido plenamente la profesión a lo largo de toda su trayectoria, su sobresaliente trabajo ligado al resto de artes plásticas le hacen más que valedor del pin dorado en su chaqueta. 

Comenzó narrando por qué decidió estudiar arquitectura a pesar de que, desde muy pequeño, ya tenía claro que la pintura era su verdadera vocación. Su tío le insinuó que seguramente la arquitectura sería la pata necesaria para que un chico con tantas inquietudes artísticas pudiera desarrollarse a todos los niveles con una capacidad crítica y que a la vez le hiciera crecer como persona. Y por supuesto, le planteó la eterna muletilla de: “¿Qué vas a aprender de un profesor de pintura? Si ninguno sabe pintar mejor que tú.” A lo que Andrés simplemente contestó: vale.

Así que decidió trasladarse a Navarra para embarcarse en una de las carreras universitarias más complicadas y, lejos de dejarse llevar por la multitud de cuestiones técnicas, aprovechó la relación de la arquitectura con el placer estético para empaparse de todas las disciplinas que pudieran servir a su verdadera pasión. Se mantuvo firme en sus convicciones y siguió su camino con paso firme entrenando y fortaleciendo la muñeca, sin dejar de dibujar y pintar en ningún momento.

La arquitectura es un arte tan amplio que puede llegar a emocionar a carpinteros, músicos, administrativos, pintores o a tu abuela Juana que disfruta cada día del frescor de su patio interior en la casa del pueblo en la que pasa todos los veranos junto a sus nietos correteando por el salón. Goza de tantas lecturas como lectores la asimilen y, para bien o para mal, todos los que vivimos en sociedad estamos rodeados por el mayor arte que se ha inventado hasta la fecha.

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