Dibuja tu casa

“Lo más complicado del proceso creativo es romper y poner en cuestión la impronta de las preexistencias grabadas a cincel en nuestra mente abstracta”

Hay un ejercicio trivial y recurrente durante las primeras etapas de la infancia, que consiste en pedirle a un niño o niña que dibuje su casa. Curiosamente, la práctica totalidad de ellos, salvo excepciones, acaba esbozando una imagen en alzado de una casa de una o dos plantas, con una puerta central, una ventana generalmente cuadrada, y una cubierta a dos aguas con chimenea de la que además sale humo… y un arcoíris, si se le da suficiente tiempo para ello. Obviamente como digo hay excepciones y alguno trata de plasmar en un alarde de abstracción impropia de su edad un esquema en planta a modo de mapa en el que se concatenan las distintas habitaciones de su hogar. Pero quedémonos en lo que la mayoría dibuja. La arquetípica casa que todos en el fondo tenemos en mente.

Y es que esto, es el fiel reflejo del peso que el conocimiento adquirido y asumido tiene sobre nuestro pensamiento abstracto y sobre nuestra capacidad creativa. En el fondo, es más que probable que bastantes de esos niños no vivan en una casa como la que dibujan, pero a lo largo del tiempo de forma casi subliminal a través de su experiencia con los libros infantiles, los dibujos animados, y de la observación de modelos idealizados, acabarán asociando el concepto abstracto de la representación de “casa” con esa imagen paradigmática.

Es tal vez lo más complicado en el proceso creativo. Romper y poner en cuestión la impronta de las preexistencias grabadas a cincel en nuestra mente abstracta. Nuestro trayecto vital por la vía del tiempo nos hace percibir y asumir como funciona el mundo que nos rodea, fruto de la acción empírica de las distintas generaciones que nos han precedido, y que como es lógico acaban resultando en soluciones optimizadas y asentadas. No obstante, el ser humano está ávido de sensaciones y emociones que trascienden la mera satisfacción de las objetivas necesidades materiales.

Es ese el medio en el que el arquitecto se sumerge día a día, tratando de poner en cuestión las ideas preconcebidas, lo asumido, lo incuestionable. Mirando los problemas a través de distintos prismas, que den como resultado una idea innovadora que eleve al campo de las emociones el resultado de su intervención. Es un proceso de lucha interna que tiene momentos de frustración y de satisfacción a partes iguales, y que son la esencia misma de acción creativa.

Ahora, coja un lápiz y un papel y dibuje su casa.

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