
La forma del agua
“La línea horizontal que hace creer a los terraplanistas que vivimos en una pizza de pepperoni y mares de queso fundido”
A pesar de vivir en la época del acelerador de partículas, de la explosión de internet y la blockchain, los coches que se conducen solos o del comienzo de la construcción de algunas ciudades utópicas en Arabia Saudi, siguen asombrándome pequeñas y absurdas cosas como una cubitera de goma para hielos con forma de guitarras eléctricas.
No se trata nada más que del simple concepto del molde y el pastel que, tanto usamos en la construcción con hormigón para hacer muros, forjados, vigas y pilares y que venimos arrastrando desde la época romana. Sin embargo, no deja de fascinarme que la mayoría de los líquidos adquieran la forma del continente en el que se encuentran. Resulta una obviedad, pero esto nos lleva a la amplia definición de la forma del agua.
El agua puede tener forma de cubo con sus seis caras planas y sus aristas totalmente afiladas, puede ser una esfera suave y perfecta, o incluso una lámina de 1mm de espesor y 100m2 de superficie. Incluso puede tener forma de cuerpo humano o de pez. El agua puede parecer ingrávida si se presenta como partículas en suspensión o en forma de vapor, pero puede dar la sensación de ser extremadamente pesada si estamos calculando la sobrecarga de una piscina en la cubierta de un edificio.
Pero lo que sí es cierto, es que la necesitamos para sobrevivir, y no solo para lavarnos o hidratarnos, sino también para alimentar a nuestros ganados, regar nuestros huertos y sacar los niveles para construir nuestras catedrales que servirán para mantener al pueblo unido ante la megalomanía de nuestros gobernantes. Las peculiaridades del agua son casi infinitas y sus utilidades solo están al servicio de nuestro ingenio. Resulta tan fundamental para nuestro desarrollo social que las obras de grandes acueductos fueron los verdaderos catalizadores del desarrollo urbano hace 2000 años.
El agua puede brotar de un manantial en forma de cascada gigante o puede salir por la alcachofa de nuestra ducha en finos hilos de espaguetis, pero siempre termina manifestando la horizontalidad más extrema cuando llega al suelo. El nivel del mar es el horizonte más plano e infinito, donde el sol aparece y desaparece cada día. Ese punto inalcanzable que parece avanzar por mucho que te acerques. La línea horizontal que hace creer a los terraplanistas que vivimos en una pizza de islas de pepperoni y mares de queso fundido.
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