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“La esencia de esta oxidada y herrumbrosa metrópolis se presta muy bien a este juego de ciencia ficción y misterio

En el crepúsculo de la era victoriana, cuando las sombras se alargan sobre unas húmedas calles adoquinadas, emerge una ciudad diferente que se sumerge en las aguas de la imaginación y resurge envuelta en vapor y bronce. Es el Londres steampunk. Una creación literaria e imaginaria que convierte a la capital británica en un espectáculo de grandiosidad y asombro, donde la tecnología y la estética del siglo XIX se entrelazan en una danza mecánica.

A pesar de ser algo ficticio, la esencia de esta oxidada y herrumbrosa metrópolis se presta muy bien a este juego que la literatura de la ciencia ficción y el misterio han sido tan bien llevadas a la gran pantalla.

Y es que Londres tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en la auténtica capital del género. Un pasado industrial siderúrgico y mecánico, cimentado en un imperio que actuaba de intercambiador entre América, África y Asía, y una arquitectura victoriana y eduardiana con una pátina de neoclasicismo de ladrillo y baldosa tiznados del carbón del progreso. Ferrocarriles, túneles y callejones, máquinas de vapor, gloriosas construcciones neogóticas con afiladas agujas, lámparas de gas, tabernas y bazares chinos. Un auténtico crisol que genera una atmósfera intoxicante de aventura.

Harry Potter, La Liga de los Hombres Extraordinarios, Sherlock Holmes, o la Brújula Dorada, son algunos ejemplos en los que de una forma más o menos directa, este Londres es un personaje más de la historia. Y en todos ellos, a pesar de estar ambientados en épocas y universos tan distintos Londres aparece casi inalterable y eterno.

Esta ciudad ha inspirado obras literarias donde la realidad se funde con la fantasía. Es una invitación a un viaje en el tiempo y la imaginación, donde el pasado y el futuro convergen en una sinfonía de engranajes y vapor. A Londres le sientan bien la niebla, los dirigibles, los relojes y los coches de época.

Y si uno la visita, y más ahora que el high-tech ha ganado presencia con los últimos rascacielos que redefinen su skyline, puede sentir esta atmósfera paseando por el Soho, o por cualquier callejón en las inmediaciones del Covent Garden. La verdosa cúpula de la catedral de San Pablo, el museo de historia natural,  el glorioso Big Ben de las casas del Parlamento, las chimeneas de la Tate Modern o el andén nueve y tres cuartos de la estación de King´s Cross… Londres rezuma Steampunk por todas sus costuras.

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