Ni los más listos, ni los más fuertes

“Las entradas de los refugios de la Guerra Civil se convirtieron en quioscos de prensa”

Ni los más listos, ni los más guapos, ni los más fuertes, los que sobreviven son aquellos que mejor se adaptan a los cambios venideros. El origen de las especies de Darwin es muy revelador para el entendimiento de la evolución de los seres vivos, pero muchas de sus lecciones las podemos traspasar también a elementos materiales, como podrían ser los edificios, las ciudades o incluso los smartphone con obsolescencia programada.

Desde el punto de vista de la arquitectura, una acertada visión de futuro y un buen hacer constructivo serán las claves para trascender. Bien lo sabía Guillermo Langle que, pese a diseñar multitud de proyectos con unas necesidades propias de su época, estos han sabido adaptarse a la vida moderna. Su estación de autobuses de Almería es hoy en día un Mercadona, las entradas a los refugios de la Guerra Civil se convirtieron en quioscos de prensa y ahora nos toca transformar un antiguo colegio en un centro de integración social para un barrio que se ha visto degradado con el paso del tiempo.

Las edificaciones deberían perdurar a las generaciones que las habitan y así sucede en la mayoría de los casos. Sin embargo, solo aquellas que permitan cierta flexibilidad y adaptabilidad a los usos y necesidades del futuro, serán las supervivientes tras decenas o cientos de años. Sin mencionar por supuesto a la famosa firmitas, es indispensable mantenerse en pie frente al inevitable paso del tiempo y a las inclemencias físicas del medio.

En el caso del colegio de Langle, bastará con un par de refuerzos estructurales y la instalación de unos tabiques móviles para ofrecerle esa segunda vida que merece. Es curioso pensar que un edificio construido a finales de los 60 con el objetivo de educar a los niños de un barrio, se termine convirtiendo hoy en día en un centro de inserción social para los hijos y nietos de esos niños. El proyecto pretende dotar al barrio de un espacio de relación y cohesión social entre varios estratos de la población, haciendo un mayor hincapié en habilitar talleres y aulas a los más jóvenes para que puedan desarrollar sus pasiones e inquietudes. Potenciando así su crecimiento personal y sus posibles salidas profesionales. Al fin y al cabo, quizás en este caso, el uso no haya variado tanto, simplemente se pretende ofrecer un porvenir a aquellas personas que, por sus condiciones socioculturales, se han visto limitadas y con un futuro bastante incierto.

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