Si camina como un pato y parece un pato…

“En 7 minutos de dibujo plano, tres o cuatro colores y dos personajes, para contar una hisoria muda cargada de simbolismo

El otro día, de pasada me topé con el capítulo de la Pantera Rosa. Voy a soltar una frase lapidaria de abuelo cebolleta, pero “Ya no se hacen dibujos como los de antes” ¡Y es que es verdad! Hoy día, gracias sobre todo a los grandes avances técnicos, casi que cualquiera puede, con un ordenador doméstico y cuatro aplicaciones gratuitas, producir su propia serie de animación. Si sumamos a ello la vorágine consumista que colmata de oferta inmediata todos los canales de consumo audiovisual, ya no es rentable apostar por el ingenio y la calidad que antes se daba por supuesta.

La Panetera Rosa es un magnífico ejemplo de que con muy poco se puede contar mucho. Los capítulos duraban algo menos de 7 minutos, con un dibujo plano y con apenas tres o cuatro colores y dos o tres personajes, se narraba una historia muda cargada de simbolismo. La excelente banda sonora y su universalmente conocido tema principal, obra de Henry Mancini terminan de convertir cada capítulo en una auténtica obra de arte.

El episodio que vi, y que es fácil de localizar en internet, es un auténtico tributo a la arquitectura y una socarrona crítica a la mente de los arquitectos. Encuadrado en su contexto temporal mediados de los años 60, en el se representa una titánica lucha entre el pragmatismo vernáculo del constructor que pretende levantar la convencional casa de cubierta a dos aguas y chimenea, y la poderosa fuerza innovadora de la Pantera Rosa que trata por todos los medios de transformar el aburrido proyecto en una fastuosa residencia de estilo internacional como salido del tablero del mismísimo maestro Oscar Niemeyer. Además, el final del episodio hace un genial guiño al concepto Venturiano del “tinglado decorado”. Y todo esto resuelto con cuatro sencillos trazos, cuatro colores y unos previsibles gags visuales que hilvanan a la perfección una historia que acaba relegando a la arquitectura a un mero juego escenográfico. Como teorizó Robert Venturi, “La fachada es un alarde, el edificio una modesta necesidad”.

Queda claro que el episodio es un chiste y que se sirve del tema arquitectónico para conseguir el obligado juego de pelea constante entre el narigudo bigotón, racional y dogmático y la transgresora Pantera Rosa que por no obedecer, no obedece ni las leyes de la gravedad o las más básicas normas de la geometría. No obstante, este episodio titulado “The Pink Blueprint” tiene bajo su primera capa superficial de risa infantil, más sustancia de la que pueda parecer.

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